20 jun 2010 en 16:19 Publicado por Grupo Sin'Dorei 0 Comments

Bueno bueno, como ya es mucho geek y poco friki me tocó subir algo a mi esta vez uxu - Se pone su gafete del Sin'Dorei, el cual dice "Aerasu" -

No tenía nada que hacer, así que me puse a escribir la historia de nuestra "querida" mascota Lilu - Se escucha el grito de la misma desde la otra habitación - ¿Como que mascota? - Aerasu cierra la puerta y se sienta frente al monitor de nuevo - Como iba diciendo, esta historia será una versión alternativa de Lilandra, o Lilu, para los cuates (En el mini cómic que me puse a dibujar la Friki de Lilu sueña con el otro personaje en un mundo de aventuras, me refiero a ese) en donde ella es una guerrera que lucha por salvar a un reino de los gobernantes corruptos, y cuyo secreto mas grande está en... Ah, que dijeron, ya nos contó todo, pues no, solo les dejaré el capítulo uno (Es algo corto pero les gustará).

Capítulo 1: Hijos de Sangre.

Preludio:

Su corazón latía rápido, su vista se nublaba por el cansancio, no podía ni pensar con claridad, sentía a penas como su brazo derecho era jaloneado con fuerza por alguien, sus piernas se movían a duras penas, ya no podía mas – Vamos hija, tú puedes – La voz de su madre le retaba a continuar – Falta poco, no te rindas – un tirón de nueva cuenta hacia que apresurara el paso, pero no pudo, cayó al suelo de rodillas exhausta, su madre se detuvo al sentir el peso que caía tras de ella – Lilandra, levántate hija, los soldados están cerca, tenemos que… - La voz de su madre fue interrumpida por el rugir de los cañones a unos cuantos metros de ellos, docenas de sonidos metálicos se escuchaban a lo lejos, pisadas de hombres con armaduras seguramente – Ya casi nos alcanzan, ven – La pequeña Lilandra, una niña de no mas de 10 años, con cabellera rubia y larga, ojos verdes y tez clara sintió el cálido abrazo de su madre quien le levantó con fuerza para seguir corriendo, los pasos de aquellos que les perseguían se escuchaban cada vez mas cerca, pero eso no detuvo a la madre de la pequeña, quien sacaba fuerzas de quien sabe donde para seguir corriendo - ¡Ahí están! –se escuchó una voz y fue acompañada por el rugir de los cañones, se podía observar como la madera de los árboles de aquel bosque salía hecha pedazos por todos lados, la pequeña cerró los ojos, la madre continuó corriendo cada vez mas lento hasta que se detuvo y cayó de rodillas – Lilu… Lilu, tienes que seguir… Corre, no dejes que ellos te atrapen – La voz de su madre le hizo abrir los ojos una vez mas – No importa lo que pase, no voltees y sigue corriendo – Las lagrimas inundaron los ojos de aquella niña mientras se aferraba a su madre, quien intentaba alejarla de ella -¡No!¡No te voy a dejar! – Gritó la pequeña, pero su madre simplemente negó con la cabeza y la empujó hacia atrás – Vete ya, o todos los sacrificios que se hicieron serán en vano – Los pasos se escuchaban cada vez mas cerca, el olor de la pólvora y el rugir de los cañones inundaban cada vez mas los sentidos de aquella niña, quien aún así no quería separarse de su madre - ¡Que te vayas! – Gritó por ultima vez, para luego bajar la mirada y quedarse callada, la pequeña se puso de pie de nueva cuenta, con lagrimas brotando aún de sus ojos, se dio la vuelta y comenzó a correr una vez mas, pudo escuchar el sonido de los cañones una vez mas, y la algarabía de aquellos soldados, pero no se detuvo, siguió corriendo sin mirar atrás.

Fin del Preludio.

- ¡KYAAAA! – La noche se vio interrumpida por aquel grito, dando un salto de su cama aquella figura femenina se levanta rápidamente para observar a su alrededor, a su costado derecho reposaba una enorme espada contra una pequeña mesa de dormir, ella la toma con la diestra mientras frota sus ojos con la mano izquierda – Lagrimas… - Menciona en voz baja mientras termina de limpiar sus ojos - ¿Una pesadilla? – su voz cada vez mas baja apenas se escucha, su espada volvería a reposar contra aquella mesa de dormir mientras ella regresaba a su cama – No había pasado hace mucho… - a un par de pasos de aquella cama en la que ahora reposaba la doncella, se podía ver una armadura carmesí, una bolsa de viaje y una capa larga – será un día largo… debería descansar… - Pensó y luego puso en práctica, recostándose por completo para luego cerrar los ojos y acurrucarse – Madre… Ya pasaron 8 años… -

Aerasu salió del edificio~

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