Un abuelo y su nieto emprendieron un viaje y se hicieron acompañar por un burro que les hiciera más liviano el recorrido.El niño iba sobre el burro y el abuelo caminaba al lado del animal. Cuando pasaron por un pueblo, los lugareños empezaron a exclamar: - ¡Qué vergüenza! ¡Lo que hay que ver! El pobre anciano debe ir a pie, mientras el niño lo hace sobre el burro. ¡Es inadmisible! Ante tales comentarios el niño se sintió mal y decidió que el abuelo fuera sobre el burro y el a pie. - ¡Qué falta de caridad! ¡Es inexcusable! El hombre cómodamente viajando sobre el burro y el niñito va a pie. El abuelo y el niño optaron por subirse al burro y al pasar por una aldea, los aldeanos empezaron a increparles: - ¡Son unas malas personas! ¡Qué crueldad! ¡Pobre burro! ¡Los dos subidos sobre él! ¡Merecen que les diéramos una paliza! Entonces el abuelo y el nieto decidieron caminar junto al animal, sin montarlo. A pasar por otro pueblo, la gente se burló de ellos: - ¡Qué par de tontos! ¡Vaya de retrasados! ¡Tienen un burro y van a pie! Son estúpidos donde los veas. Mientras los tres seguían impasibles su camino, el anciano le dijo al muchacho: - Querido nieto, ¡ojala las personas fueran tan fieles y bondadosas como este animal que nos acompaña! Pero saca de esto una lección para tu vida: siempre habrá gente desaprensiva que nos criticará por no darles el gusto de hacer lo que ellos jamás harán.
Pasaron por otro pueblo y los habitantes del mismo, al verlos pasar, dijeron:
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